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Antártida
EXPLORACIÓN - EXPEDICIONES
Roald Engebrecht Amundsen 1911 - 2ª parte
(Conquista del Polo Sur)
l 8 de septiembre salieron ocho hombres con 90 perros, siete trineos y provisiones para cuatro meses. El terreno estaba inmejorable y la temperatura no era mala. Al otro día nos pareció que habíamos salido demasiado temprano, pues la temperatura de los siguientes bajó y se mantuvo fija entre -50º y -60º, pero no sufrimos de día, pues nos protegían nuestros buenos vestidos de pieles. Para nuestros perros era otra cosa; pronto comprendimos que no podrían resistir el largo viaje a nuestra estación a 80º Sur. Decidimos regresar y esperar la llegada de la primavera. Dejamos escondidas las provisiones y volvimos a la choza. Con excepción de la pérdida de algunos perros y dos talones helados, todo pasó bien. Sólo a mediados de octubre llegó la verdadera primavera. Aparecieron focas y pájaros. La temperatura se mantenía entre -20º y -30º. El proyecto original de que todos fuéramos hacia el Sur fue modificado. Este trabajo lo deberían hacer cinco hombres, mientras los otros tres debían salir al Este y visitar las tierras de Eduardo VII. Este último viaje no estaba incluido en nuestro programa, pero debido al hecho de que los ingleses no habían logrado llegar hasta allí, al menos en este verano como habían tenido la intención, convinimos en que lo mejor que podíamos hacer era también efectuar este viaje. El 20 de octubre salió la partida para el Sur: cinco hombres, cuatro trineos, 52 perros, y provisiones para cuatro meses; todo en perfecto estado.
Habíamos resuelto efectuar la primera parte del viaje lo más cómodamente posible, con la idea de hacernos más prácticos y acostumbrar a los perros; y el 23 llegamos a nuestra estación a 80º Sur. A pesar de la densa neblina, sólo nos equivocamos una vez en 2 o 3 km., pero nos ayudaron nuestras banderas, las que encontramos en nuestra línea de marcha sin dificultad alguna. Habiendo descansado y dado de comer a los perros cuanta carne de foca quisieron, salimos de nuevo el 26 con la temperatura fija entre -20º y -30º. Desde el principio fue nuestra intención no hacer más de 30 km. por día, pero parecía que esto era poco para nuestros animales, tan fuertes y briosos. En los 80º Sur empezamos a levantar montones de nieve de la altura de un hombre para servirnos de señales en el viaje de regreso. El 31 llegamos a la estación en 81º; aquí nos detuvimos un día y dimos de comer a los perros cuanto querían. El 5 de noviembre llegamos a la estación en 82º, donde dimos de comer a los perros por última vez. El 8 seguimos el viaje para el Sur con una marcha diaria de 50 km. Con el objeto de hacer más livianos los trineos establecimos estaciones en cada grado de latitud Sur.
El viaje entre 81 y 83º se convirtió en viaje de placer; un lindo terreno, hermosos trayectos en trineo y una temperatura sin variar. Todo como un paseo. El 8 vimos la Tierra Victoria y la continuación de la Cordillera de Montañas mencionada en los mapas por Sir Ernest Shackleton, que corre desde el ventisquero Beardmore hacia el Sudeste; y el mismo ida llegamos a 83º, en donde establecimos la estación número 4. El 11 hicimos el interesante descubrimiento de que la Barrera de Ross terminaba en una pequeña bahía hacia el Sudeste, a 80º de latitud Sur y 163º de longitud Oeste, formada entre la cordillera del Sudeste que venía en dirección desde la Tierra Victoria, y una cordillera en el lado opuesto que corría hacia el Sudoeste, probablemente una continuación de la Tierra de Eduardo VII. El 13 llegamos a los 84º, en donde establecimos una estación; el 16 nos encontrábamos a los 85º, y aquí también hicimos estación. Desde nuestro cuartel de invierno Framheim, en los 78º 38' de latitud Sur, habíamos seguido rumbo derecho al Sur. El 17 de noviembre, en los 85º llegamos a un sitio donde la tierra y la Barrera se unían. Esto se hizo sin mayor dificultad. Aquí la Barrera se levantaba en ondulaciones a una altura de unos 300 pies. Unas grandes grietas indicaban el límite de ambos. Allí hicimos nuestra estación principal, llevando con nosotros en los trineos provisiones para sesenta días y dejando otras para treinta días.
El territorio que teníamos enfrente y con el que debíamos combatir, mostrábase imponente. Las cimas más cercanas a lo largo de la Barrera, tenían de 2.000 a 10.000 pies, pero varias otras más al Sur alcanzaban 15.000 pies más o menos. El día siguiente empezamos la ascensión. La primera parte fue tarea fácil, con ligeras subidas y los costados de las montañas sin huecos. No tardamos mucho tiempo, pues los briosos perros subieron pronto. Más adelante encontramos algunos ventisqueros, pequeños pero escarpados. En este sitio fue necesario atar veinte perros a cada trineo y llevar los cuatro trineos en dos veces. En algunas partes nos resultó difícil el uso de nuestros esquíes, tan rápida era la cuesta. Algunas aberturas grandes nos obligaron a veces a desviarnos de nuestro camino. El primer día subimos 2.000 pies; el día siguiente atravesamos por la mayor parte pequeños ventisqueros y acampamos a una altura de 4.500 pies. El tercer día tuvimos que bajar en un ventisquero enorme al que le dimos el nombre de Axel Heilberg's Glacier, que separaba las montañas de la ribera de las de más al Sur. Al otro día principiola parte más larga de nuestra ascensión.
Fue menester dar muchas vueltas para salvar anchas grietas y aberturas. Estas, al parecer, en su mayor parte se habían llenado, pues con todo probabilidad hacía mucho tiempo que los ventisqueros habían cesado de moverse; pero fue preciso tener mucho cuidado, porque no sabíamos con seguridad de que espesor era la capa que los cubría. Hicimos nuestro campamento aquella noche en un sitio sumamente pintoresco, a una altura de 5.000 pies. Aquí el ventisquero estaba limitado entre dos altas montañas, de 15.000 pies, el Fridtjof Nansen y Pedro Christophersen. Del pie del ventisquero se destacaba la montaña Ole Englstad, inmenso cono de nieve de 13.000 pies de alto.
En este pasillo, relativamente angosto, el ventisquero estaba algo quebrado. Las tremendas aberturas parecían impedir nuestra marcha, pero en realidad no ofrecían obstáculo muy serio. Nuestros perros, que hasta ese momento habían recorrido una distancia de unos 700 km. y en los últimos días con camino difícil, anduvieron este día 35 km., siendo la subida de 5.600 pies, cosa casi increíble. Nos costó sólo cuatro días desde la Barrera para llegar hasta la vasta meseta inferior. Aquella noche acampamos a una altura de 10.600 pies. Aquí tuvimos que matar 34 de nuestros intrépidos perros y quedar con 18; seis para cada uno de nuestros tres trineos. Debido al mal tiempo nos detuvimos aquí cuatro días. Hastiados por la inactividad, salimos el 2 de noviembre. El 26, con una tormenta de nieve de gran violencia, no se veía absolutamente nada, pero sentimos que, al contrario de lo que esperábamos, íbamos cuesta abajo. El hipsómetro nos señaló aquel día una bajada de 600 pies.